Agarrar el tiempo y retorcerlo hasta obtener el jugo necesario, no dejar reposar , servirlo al momento y beberlo sin modales , de forma que caiga por las comisuras de los labios y se vierta hasta empaparle la garganta por dentro y por fuera.
Pelar los deseos , quitar la parte amarga de las posibles consecuencias , cocerlos a fuego lento y después flambear, montar las ganas a punto de nieve. Comer con las manos con los ojos nublados de horizonte.
Macerar la ilusión , hasta el próximo día , ir picando dulces recuerdos frescos de sabor y memoria.
Poner el agua del cuerpo a ebullición , y olvidarla mientras se baila y se ríe como si tuviera que oírte el universo, mientras el agua sale le sale por los lagrimales de alegría y por los poros de placer.