jueves, abril 12, 2007

Escudo de armas

Silvio cortó un trozo de chocolate, 90 % cacao, negro, sin leche, como debe de ser. No tenia ganas de hacerse la cena, su padre mientras iba contándole desde la puerta de la cocina el nuevo negocio que se traía entre manos, la emoción le pintaba la voz , de momento era lo único que Silvio captaba del discursito, ya que hace tiempo que no escuchaba los devaneos empresariales del bueno de su progenitor.


Lo miraba con cara de amplio interés, frunciendo el ceño como para demostrar que estaba intentado comprender profundamente donde residía la clave ingeniosa del nuevo affaire, en esos instantes de la conversación, emisor ya sabia que receptor andaba escuchándolo de fondo : - Mira es igual, dame un trozo de ese chocolate , ya te lo enviare al correo que así seguro que te lo lees, ah! por cierto, a tu hermana la han cogido en el Diario de Navalea.

Le vino a la memoria el día en que la mocosa de ojos translucidos dijo - ¡Quiero ser periodista! – Dios mío pensaba, si la perseverancia (como en ella) fuera en mi algo mas que un gen recesivo, seguro que ese orgullo me llenaría el hueco que tengo que llenar con otra clase de elementos. –Me va a costar un odisea recuperarlo el día en que ya no pueda mirar hacia otro lado!
-De que hablas Silvio?
- Nada, nada... pues que se lo merece y que genial! – lo pensaba de verdad.
- Tu tío esta mal, hace semanas que no llama y no se donde mierda se ha metido esta vez – resonaba la voz de su padre pidiendo paso para colarse en el cascarón de Silvio , con una noticia alarmista.
- Que ostias dices papá?
- Creo que se ha metido en algo jodido , jodido, jodido, algo escuche de Pakistán mientras hablaba con alguien por teléfono el mes pasado, cuando estaba cenando con el en el Moncho’s , se me quedo rondando por ahí, por que mi hermano no que es sea guía turístico de viajes alternativos, sabes?.
Pablo Muñoz , un metro sesenta y nueve centímetros, recio como un jabalí a sus cuarenta y dos años, tenia el honorable record de veintitrés JB’s con coca cola en el barrio donde había vivido siempre la familia, malas juntas desde los catorce, estaba vivo de milagro, ayudado por esa fama de gatos esquivos de la muerte que tenían los Muñoz.
Sinceramente a Silvio no le gustaba comprobarlo como a las generaciones anteriores, aunque debido a su condición de despistado irreductible, había pasado a engrosar la larga lista de espectaculares accidentes de coche, que su padre había iniciado; era como una especie de colección filatélica que pasa de padres a hijos, pero en versión trozos de parachoques volando.
Ángel ,el precursor, lucia una bonita brecha en diagonal de unos 3 centímetros en la tez oliva de su frente, Silvio, un centímetro mas que su padre, justo donde empezaba el cuero cabelludo pero por suerte en horizontal, y que gracias también a que la genética les había dotado de un matojo de pelo leonero, la calvicie no era una amenaza que susurrara enseñar esa marca escondida en muchos años.
Volvamos a Pablo, un buenazo que había perdido mas trabajos de los que había conseguido en su vida, dado a que era un especimen noble pero con la cabeza dislocada de los hombros, y que ademas aderezaba con ingredientes conseguidos en portales oscuros y corners de barra, que potenciaban al máximo ese defectillo de fábrica; también perdió a su mujer y por consiguiente a su hija, que hartas de promesas de cambio, lo dejaron por imposible en el piso que le embargaría el banco, casi un año después. Y claro, después rodando, como esas piedras de río que van alisándose golpeandose mientras bajan con un lado y el otro del cauce, vendrían ya las peleas con tuertos marroquíes en el barrio del Raval, huidas por el metro de la guardia urbana, enfermedades de grave diagnostico, casi siempre provocadas por lo excesos que provocaba la filosofía de vida de su escudo de armas y un largo etcétera de juegos con la parca, que hacían que al cauto de Silvio lo miraran con ese respeto de patio de penal; un serie de buscavidas, proxenetas , camellos de medio pelo y matones de tres al cuarto, cuando volvía con la ropa sucia para llevársela a su madre, y paseaba por la cantera de perros de presa y carne de cañón en que se había convertido, hace ya muchos años aquel barrio de inmigrantes, ilusionados trabajadores , extrémenos y andaluces.

Receta Vital

Agarrar el tiempo y retorcerlo hasta obtener el jugo necesario, no dejar reposar , servirlo al momento y beberlo sin modales , de for...