viernes, abril 27, 2007

HILARY LISTER

(Es la primera vez en este blog que se expone algo no escrito por mi, y el motivo es que sobran los motivos para hacer leer esta historia humana sobrecogedora y reflexionar profundamente cuando a punto estamos de dejarnos vencer por las dificultades de la vida).

Mar adentro

Si el deporte es, por encima de todo, superación personal, jamás ha habido en el mundo deportista más grande que Hilary Lister, porque nadie ha tenido que enfrentarse a un rival tan despiadado e implacable como el que convive con ella desde hace años. Quizá cruzar el Canal de la Mancha en solitario en un barco a vela, apenas siete horas de travesía, parezca algo trivial hoy en día, pero desde luego no en su caso. En su caso es un desafío titánico.

Inglesa, 35 años de edad, la historia de Hilary conmueve hasta el tuétano. Criada en Hampshire entre los juegos varoniles de tres hermanos mayores, creció como un ciclón inquieto practicando hockey, natación, netball, esgrima, rugby y piragüismo, mostrando siempre especial talento y habilidad para competir. A los 11 años comenzó a quejarse de dolores en las rodillas, que los doctores atribuyeron al hecho de hallarse en edad de crecimiento. A los 13 esos mismos dolores se convirtieron en crónicos. A los 15, incapaz de usar sus piernas, se vio postrada en una silla de ruedas sin que la medicina acertara a hallar un diagnóstico que explicara su tragedia.

Hilary no se arredró e intentó seguir adelante: tocaba el clarinete en la orquesta juvenil de Oxford, se matriculó en la universidad para convertirse en bioquímica y perseveraba con la natación, hasta tal punto que logró las mínimas para participar en los Juegos Paralímpicos con el equipo británico, cosa que desestimó para preparar mejor sus exámenes académicos. Cuando cumplió los 23, por fin, los médicos averiguaron qué le sucedía. Quizá hubiera sido mejor continuar ignorándolo.

Lister padecía DSR o Distrofia Simpático Refleja, un nombre poco afortunado para un mal devastador. Se trata de una enfermedad neurológica degenerativa, una repulsa extrema del sistema nervioso simpático que se caracteriza por una paulatina e inexorable pérdida de movilidad y por horribles dolores. No tiene cura.

Que la paraplejia deviniera cuadriplejia fue sólo cuestión de tiempo. Llegada a este punto tuvo que dejar la música y el deporte puesto que sólo podía mover la cabeza, los ojos y la boca; dependía de terceros, en especial de su marido, Clifford, para cubrir sus necesidades más básicas, como alimentarse o lavarse. Transida por su enfermedad y por el dolor, fue apagándose cada día un poco más.

Sin pretenderlo, un amigo acudió a su rescate. La recogió en casa y se la llevó a navegar a un lago cercano. El sol en la cara y el viento en los cabellos le dieron un motivo para seguir luchando. En el Boatshow de Londres –un salón náutico– Hilary conoció a la famosa navegante Emma Sanderson, quien la puso en contacto con Pindar, uno de sus patrocinadores. De esta colaboración salió un sistema de control de velas y timón a través de dos tubos de plástico por los que Lister sopla o aspira. El siguiente paso fue construir un barco de 8,2 m. de eslora, el 'Malin', adaptado a las peculiaridades de su tripulante y con el citado sistema de control.

Tras meses de preparación, el 23 de agosto de 2005 Hilary Lister, cuadripléjica, partió de los acantilados de Dover, sola, a bordo del 'Malin' para cruzar el Canal de La Mancha, uno de los trayectos de mayor tráfico marítimo del mundo, especialmente de enormes cargueros que suponen un verdadero peligro. Tras una aventura de 6 horas y 13 minutos arribó a Calais, en Francia. Nadie en sus condiciones había hecho algo similar con anterioridad.

Hoy esta heroína continúa peleando. Prepara una travesía para circunnavegar, de nuevo en solitario, las Islas Británicas, que llevará a cabo el próximo año. Sin manos. Sin pies. Sólo con el corazón

Receta Vital

Agarrar el tiempo y retorcerlo hasta obtener el jugo necesario, no dejar reposar , servirlo al momento y beberlo sin modales , de for...